jueves, 30 de julio de 2009

Ahora, cuando acabó de hablar, yo seguía en el rincón, sentado, haciando equilibrio en la silla. "Yo trato de recordar todos los días la frase con que debo encontrarte" dije. "Ahora creo que mañana no lo olvidaré. Sin embargo, siempre he dicho lo mismo y siempre he olvidado al despertar cuáles son las palabras con que puedo encontrarte." Y ella dijo: "Tú mismo las inventaste desde el primer día". Y yo le dije: "Las inventé porque te vi los ojos de ceniza. Pero nunca los recuerdo a la mañana siguiente" . Y ella, con los puños cerrados respiró hondo: "Si por lomenos pudiera recordar ahora en qué cuidad lo he estado escribiendo."

No hay comentarios:

Publicar un comentario